Todos tenemos miedos y por mucho que nos pese, es inevitable tenerlos. Es una condición natural del ser humano, como buscar nuestro propio beneficio, como ser parcial cuando nos tocan algo que nos importa, como nuestra desnudez…y no es algo malo. Tener miedo es señal de que estamos vivos, de que nos preocupa lo que nos pase, aunque, como todo, es bueno en su justa medida, porque si tienes demasiado, te paraliza y no te deja respirar.
¿Sabes lo que es el miedo enfermizo? Pues a eso me refiero. Miedo
de ese que no te deja dormir, que paraliza todos tus sentidos y condiciona tu
existencia. Nunca nos deberíamos permitir el lujo de tener ese miedo. Si te
aprecias lo suficiente, no permitas que algo tan simple condene tus decisiones
y relaciones con el mundo exterior, porque pasará. No al principio, que creerás
tenerlo controlado, pero llegará un momento en que se empiece a extender por tu
cuerpo como un cáncer: primero afectará tu corazón, impidiéndote tomar
decisiones que creías fáciles, más tarde a tu cerebro, confundiendo lo correcto
con lo erróneo, cambiando actitudes, y finalmente a tus pulmones, dejándote sin
aliento, sin fuerzas para seguir adelante. No es algo fácil de conseguir y
tendrás que luchar contra su fuerza atrapante, pero antes de llegar a la fase
terminal, plantéatelo: ¿de verdad merece la pena?
Arriésgate y sal a la calle. Aunque duela, aunque las
decisiones tomadas dejen cicatrices, pelea. Lo pasarás mal, pero de todo se
sale, aunque en los momentos de estar hundidos hasta el fondo nos parezca
imposible. Por mucho que nos empeñemos en regodearnos en nuestro propio
sufrimiento, un día no tendrás excusas para negarte a ti mismo tu propia
felicidad. Cuando tengas miedo de algo, déjalo reposar y cuando pase el tiempo
adecuado, ni poco ni mucho, plantéalo de nuevo y toma una decisión. Piensa y
actúa en consecuencia, aunque lo que decidas hacer te parezca la mejor de las
ideas y más tarde se convierta en un gran error. No pasa nada si mañana te
declaras a esa persona por la que llevas sintiendo cosas increíbles meses, ni
si le das puerta al trabajo, ni si aceptas esa beca en la otra punta del
mundo…lo peor que puede pasarte es que falles y tengas que volver a empezar de
nuevo, pero esta vez sin miedo y con una experiencia más vivida y de la que
aprender. Los errores enseñan lecciones de vida más valiosas que los aciertos,
así que no los desperdicies.
¿O es que piensas pasarte toda la vida siendo un cobarde?
Y, con la tontería, eso de ahí arriba (aunque con pequeños cambios de última hora) lo escribí hace ya 2 años.
Grupo del día: Vampire Weekend
0 comentarios:
Publicar un comentario