En los libros podemos refugiar nuestros sueños para que no se mueran de frío.»
La lengua de las mariposas
Esta es, probablemente, la cita más bonita que he escuchado sobre los libros y la lectura. No puedo evitarlo, me encanta leer. Y supongo que, en parte, la culpa la tiene mi familia, por habérmelo inculcado desde bien pequeñita. Recuerdo a mi tía que, siendo como es, filóloga, cada Navidad me regalaba un libro que yo devoraba en los días siguientes. Recuerdo mis libros, todos pequeños y con muchos dibujos y, en particular, el título de ese primero que leí sin una sola fotografía. Y, sobre todo, recuerdo a mi abuelo, en casa, siempre con un libro en su atril, ese que se había hecho para poner los libros y que no le pesaran demasiado. Esta es mi herencia más valiosa, la que me ha hecho ser como soy ahora, la que tanto me ha enseñado y la que espero no perder nunca, por muchos años que pasen. Por eso me resulta tan triste que la gente la desprecie, y se enorgullezcan de no haberla desarrollado nunca. La imaginación y la capacidad de seguir soñando despierta se deben, en gran medida, a ella.
«...y qué pequeños nos verán los que no volaron nunca...»
(Grupo del día: Miss Caffeina, [entre otros])
0 comentarios:
Publicar un comentario