miércoles, 13 de febrero de 2013

Azul marea

Esto lo escribí hace, exactamente, 3 años, 1 mes y 5 días.

Todo pasa y todo queda...o eso dicen, ¿no?



Ella sabía que podía volar, solo era cuestión de tiempo. Ya había escuchado que esa sensación existía y en sueños había experimentado algo parecido a eso. Callejones sin salida, una puerta, un pasillo, otra puerta...no era difícil adivinar qué era eso que estaba latiendo en el ambiente. Después de tanto intentar abrirlas, de salir y poder volar, cuando parecía que todo estaba preparado y predispuesto para ello, llegó y le pisó las alas. O mejor dicho, se las cortó de raiz. Era el miedo. El miedo a volar alto, tan alto que el resto del mundo no pudiera ni siquiera verla era demasiado grande. Volar alto, muy alto y un día, como Ícaro quemarse las alas y caer, pero no caer y volver al mismo lugar...caer hasta lo más profundo, caer y estar muy por abajo de los demás, y no volver nunca más a la superficie. Eso no era posible, no, no iba a permitírselo. Iba a ser su Dédalo particular, pero sin construir alas rompibles, alas de cera que pudieran fundirse y terminaran para siempre con el sueño de volar.
Solo quería conservarla en la isla, su isla particular, donde nada cambiaría, donde todo se quedaría exactamente igual, eterno, para ellos. Pero ella no quería, se resistía a pensar en que algo tan bonito no pudiera ser real. ¿Dónde estaba el sueño de escapar, de salir de aquella isla y de poder volar, y convertirse en pájaros para siempre? ¿No había otra solución? ¿Por qué las alas tenían que ser de cera?
- Hay...hay más materiales, no tienen por qué ser de cera, quiero decir...podemos hacerlas irrompibles.
- No.
- No quiero quedarme en esta isla para siempre.
- Yo sí, aquí todo es perfecto.
- Pero puede ser mejor...¿puedo, al menos, intentar construirlas?
- Puedes construirlas, pero yo no voy a volar con ellas.
- ¿Por qué?
- ...
- Por el miedo, es eso, ¿no?
- No...esas alas nunca van a volar.
- Déjame intentarlo. Podemos volar si queremos. Depende de nosotros.
- Saldrá mal.
- ¿Cómo puedes saberlo si ni siquiera lo intentas?


Y todo siguió tal y como era. Con miedo a salir de esa isla, con miedo a tener algo peor, con miedo a arriesgar esa seguridad de la isla perdida...solo por el miedo.Pero también, con miedo a algo mejor. Y ella siguió soñando con volar, con hacer unas alas fuertes e irrompibles, con alcanzar el cielo azul...azul marea.